Muchos son los expertos en crianza y en psicología infantil que coinciden en que el ‘slow parenting’ es una forma adecuada, en estos tiempos, de criar a los hijos.
Claro está que no hay una fórmula exacta que garantice el éxito en cuanto a la crianza de los niños, ya que cada niño es una historia diferente e inédita con respecto a otros ejemplos similares. Pero generalmente el slow parenting se basa en que la tranquilidad, el tiempo de calidad y hasta el aburrimiento pueden ser recursos válidos para la crianza de los niños.
¿En qué se basa el slow parenting?
Es lógico y normal que muchos padres no sepan bien cómo implementar la crianza lenta o la paternidad lenta en el día a día con sus hijos. Por esa razón, lo mejor siempre será consultar a los mejores psicólogos online especializados en psicología infantil, puesto que serán ellos los que ofrezcan herramientas válidas.
Lo que busca el slow parenting es desacelerar el ritmo de vida familiar, para disfrutar plenamente de cada momento con los niños. Así, en lugar de perseguir constantemente metas, logros y rendimiento (algo que se hereda de la vida laboral), lo que se busca es más calma y aprovechamiento del tiempo.
Así, el slow parenting se centra en fortalecer el vínculo afectivo a través de la conexión emocional y la atención plena; respetar el ritmo natural de desarrollo de cada niño sin presiones ni comparaciones; fomentar el arte del juego libre, sin estructuras y favoreciendo la espontaneidad de los momentos; así como también intentar crear un ambiente familiar libre de estrés, tranquilo y relajado, para que los niños se sientan abrigados y seguros.
¿Cómo implementar el slow parenting en la vida?
En la vida de los padres, o mejor dicho en la vida completa de la familia, implementar la paternidad lenta puede ser una de las mejores maneras de mejorar la calidad de vida de absolutamente todos los miembros. De nuevo, poder servirse de la ayuda de una psicóloga Málaga experta en el tema puede ser de gran ayuda.
En cuanto a una receta para proceder, cada psicólogo tendrá sus maneras de crear el plan de acuerdo a las necesidades y características específicas de los padres, pero sí se pudiera dedicar algunas líneas al respecto:
- Desconectar: reducir el tiempo que se dedica a las pantallas y disfrutar de momentos de calidad con los hijos trae grandes beneficios. Al mismo tiempo, es algo que también se debe fomentar en los niños.
- Estar presente: poner atención plena a las actividades que realizan los padres con sus hijos, sin distracciones.
- Fomentar el juego libre: proporcionar a los hijos un espacio seguro y materiales para que puedan jugar libremente.
- Establecer límites claros: así como necesitan libertad, los niños necesitan límites claros y consistentes para sentirse seguros.
- Cuidar de sí mismos: obviamente, para poder cuidar de sus hijos, es importante que los padres también se cuiden. Tomarse el tiempo para cuidar su salud será importante también.
Beneficios del slow parenting
Aunque es una tendencia en auge y pareciera ser un efecto FOMO, realmente hay evidencias de todo tipo de que el slow parenting tiene múltiples beneficios tanto para los padres como para los hijos, por lo que su implementación gradual irá trayendo resultados positivos para la familia.
- Mayor bienestar emocional: tanto los padres como los hijos experimentan menos estrés y ansiedad, ayudando esto a su vida laboral, personal y académica.
- Fortalecimiento del vínculo familiar: se crea un ambiente de confianza y amor incondicional.
- Desarrollo de habilidades sociales y emocionales: los niños aprenden a gestionar sus emociones, a resolver conflictos y a relacionarse con los demás de manera más saludable, sin estrategias de evitación.
- Mayor creatividad e imaginación: el juego libre estimula la capacidad de los niños para pensar de manera original y resolver problemas.
- Aprendizaje significativo: los niños aprenden de forma más profunda y duradera cuando están motivados intrínsecamente y exploran el mundo a su propio ritmo.
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